3 Consejos para Coeducar en Familia

Coeducar significa educar a los niños y niñas en igualdad de condiciones, sin hacer diferencias ni distinciones por el sexo con el que nacen. Esto es esencial para la romper con la discriminación por razón de sexo que por desgracia aún persisten en nuestra sociedad. 

Esta discriminación tiene su raíz en la idea que la sociedad se ha formado de cómo se debe comportar cada persona según el atributo sexual con el que nace. Ese rol que se le presupone a cada cual al nacer es lo que conocemos por género. No estamos por tanto hablando de diferencias biológicas, sino de la interpretación social, del significado social que se ha impuesto a dichas diferencias a través de la cultura.

Uno de los ámbitos con mayor influencia tiene en la consolidación de dichos roles, y el mantenimiento de las concepciones estereotipadas sobre lo femenino y lo masculino, es la familia.

La coeducación es una de los caminos para construir una sociedad más justa, donde niños y niñas tengan por delante las mismas oportunidades. Esta coeducación debe darse en todos los ámbitos donde se desarrolla la vida de nuestros y nuestras peques. En la escuela, por supuesto, pero también en los medios de comunicación, en la cultura, en la vida del barrio… y como no, de una manera muy especial en el seno de las familias.

Pero no se trata solo de lo que padres y madres pretenden enseñar a sus hijos e hijas. Tiene un peso aún mayor sus actitudes al respecto, sus expresiones cotidianas, su forma de relacionarse, su forma de actuar.

Aquí os dejamos 3 consejos para empezar a caminar hacia una coeducación en vuestros hogares:

1. Da ejemplo de igualdad en tu relación

Si somos pareja heterosexual y nuestros hijos e hijas ven que en casa quien realiza las tareas es sólo mamá entenderán que así deben ser las cosas. Debemos tener presente que los y las peques aprenden más por la experiencia que por lo que le digamos.

También que suelen ser muy perspicaces. Podemos decirles que mamá trabaja en casa y papá trabaja fuera, si ese es el caso, pero cuando papá está en casa… papá también tiene que hacerse responsable de su parte. Cuando ambos están en casa, ambos deben repartir lo que queda del trabajo del hogar.

Como ya se ha comentado, la idea que se forman los y las menores sobre como tienen que comportarse se establece por lo que ven a su alrededor, como entienden su entorno, como lo viven. No es únicamente lo que escuchan, que también, sino como se relacionan con las situaciones a las que se enfrentan cada día. Una familia puede apostar por educar en igualdad, pero su éxito estará en gran medida condicionado por cómo y en qué medida viven la igualdad.

El reparto también incluye a los y las hijas. 

Debe de una vez quedar atrás que exijamos a las niñas que ayuden con las tareas de la casa, limpiar, hacer camas, la compra… y nos olvidemos de los niños. En casa todos y todas colaboran. 

Ojo, no ayudamos a mamá, toda la familia es corresponsable del cuidado del hogar.

El reparto también incluye a los y las hijas. 

Debe de una vez quedar atrás que exijamos a las niñas que ayuden con las tareas de la casa, limpiar, hacer camas, la compra… y nos olvidemos de los niños. En casa todos y todas colaboran. Ojo, no ayudamos a mamá, toda la familia es corresponsable del cuidado del hogar.

2. Trato igualitario hacia nuestros hijos e hijas

A veces, sin darnos cuenta, las familias repetimos y perpetuamos los roles de género desde que nacen. Y esa forma inconsciente de comportarnos con nuestros hijos e hijas les va concretando que es lo que esperamos de ellos y ellas, y responden intentado encajar en esa percepción.

Pregúntate cuántas veces te diriges a una niña diciéndole cosas como ¡que guapa estás! ¡pero qué princesa!

Cuántas veces lo primero que te sale al comunicarte con un niño es: ¡qué fuerte estás! ¡qué mayor y grande te estás haciendo!

 

 

Ser conscientes de que nos queda mucho por desaprender y aprender, es un primer paso muy importante.

Algunas ideas para ese trato igualitario es no dar por sentado las cosas. Ofrecerles, independientemente de que sean niños o niñas, las mismas posibilidades a la hora de elegir deporte, los mismos juguetes, animarles a que expresen sus sentimientos, sus gustos, sin encasillarles ni criticarles por sus decisiones.

Ser conscientes de que nos queda mucho por desaprender y aprender, es un primer paso muy importante.

Algunas ideas para ese trato igualitario es no dar por sentado las cosas. Ofrecerles, independientemente de que sean niños o niñas, las mismas posibilidades a la hora de elegir deporte, los mismos juguetes, animarles a que expresen sus sentimientos, sus gustos, sin encasillarles ni criticarles por sus decisiones.

3. Ayuda a reducir los estereotipos de género que les llegan.

No todo el mundo está concienciado o sabe como romper con ciertas costumbres. Pero quien educa a tus hijos e hijas eres tú. Cuando alguien, la mayoría de veces sin ninguna mala intención, se relaciones con tus peques con estereotipos de género toma partido.

Si los abuelos o abuelas, otros familiares, amistades, etc., critican a tu hijo o hija por jugar con juguetes que históricamente se han considerado del otro sexo, por preferir un color que consideran que no es apropiado para el o ella, etc., pídeles que no hagan esos comentarios.

También intervén cuando les digan frases como “los chicos no lloran”, “las chicas bonitas no juegan al futbol”, “el rosa en color para niñas”, “con el pelo corto pareces un chico”, etc. No dejes que coacciones a tus peques para que dejen de ser como son.

Aun nos queda camino para conseguir una verdadera igualdad entre hombres y mujeres. Nuestros y nuestras peques lo tendrán mucho más fácil si empezamos a romper las barreras que les encasillan. 

Es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestra familia.

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